lunes, 27 de marzo de 2017

15M. LIBRE TE QUIERO. (DORMÍAMOS, DESPERTAMOS)

Libre te quiero es una película documental de 2012 dirigida por Basilio Martín Patino que narra la Acampada de Sol organizada por el Movimiento 15-M en la Puerta del Sol de Madrid desde mayo a octubre del año 2011. Libre te quiero es el título de un poema del filósofo y poeta Agustín García Calvo. A dicho poema le pondrá música el compositor y cantante Amancio Prada en el disco grabado en 1979 “Canciones de amor y celda”. El poema cantado por Amancio Prada está incluido en la banda sonora de la película de Basilio Martín Patino. La película, filmada en 2011, comienza con imágenes de la llegada de manifestantes del 15M a la Puerta del Sol, continúa con el establecimiento de la denominada Acampada Sol, donde se inician múltiples actividades y asambleas, constituyéndose una forma de ciudad paralela asamblearia. La estructura de la Acampada del Sol del 15M se extiende tanto a numerosos barrios de Madrid como a muchas ciudades españolas. Las imágenes constatan los sucesos dejando que los rostros hablen por sí solos; termina describiendo el fin de la acampada. A sus 81 años, Basilio Martín Patino, el director de títulos tan emblemáticos del cine español como Nueve cartas a Berta, Canciones para después de una guerra o Queridísimos verdugos, presentaba en la Seminci de Valladolid, fuera de concurso en la sección Tiempo de Historia, su emocionante documental, donde rescataba la felicidad que se vivió en la plaza madrileña en torno al 15M en 2011 y situaba en la memoria colectiva este movimiento que “liberó la imaginación de millones de personas en el mundo”. “Fue una reacción hermosa y espontánea de la sociedad. Una conmoción colectiva, una fiesta”, aseguraba Martín Patino, bastón en mano, tras la proyección del documental, que contó con la actuación en directo de Amancio Prada, interpretando la canción que da título al trabajo con letra de Agustín García Calvo. “Con esta película se recupera la esperanza” –comentó entonces Martín Patino”. Sin guion previo –Martín Patino se lanzó a la plaza madrileña desde su cercana vivienda al oír los gritos, la música y las canciones que llegaban de allí y al día siguiente ya estaba rodando día y noche con varias cámaras y colaboradores– Libre te quiero deja que las imágenes hablen por sí solas, sin comentarios, entrevistas a cámara o voces en off. Solo con el sonido de las canciones en la calle, las consignas de los acampados, los gritos de las manifestaciones y la música de Amancio Prada.
“Es una hora de la más grande fiesta callejera que uno pudiera imaginarse”, comentó Basilio, que rodó 25 horas en total. Nada escapó a la mirada de este cineasta tan personal. En la misma Puerta del Sol, el director salmantino y su equipo cruzaban cada día la plaza y sus alrededores para buscar los mítines, el reparto de comida, el baño de unas jóvenes en la fuente, la limpieza de las calles. También ese enfrentamiento, diríamos cívico, que se vivió entonces entre las fuerzas policiales y los jóvenes acampados en Madrid, al contrario de la violencia que se instaló por esos mismos días en Barcelona, y que Martín Patino también decidió incluir en su trabajo. “Llega un momento en el que no entiendes nada, que todo es absurdo. Yo me preguntaba: ¿Por qué no dejan a estos chicos que hagan lo que quieran y que chillen y que acampen si no hacen daño a nadie?”. ¿Y por qué se decidió Basilio Martín Patino por filmar esta excelente película? El propio Basilio lo tuvo bastante claro: “No lo hice por ningún motivo político, sino por pura satisfacción personal. En ningún rodaje he sido tan feliz. Fueron días de respeto colectivo, de una sensación de estar rodeado de gente amable y de una gran camaradería”. Más de una sorpresa se encontró Martín Patino en Sol. Una tan personal como el descubrir a su hija con unos amigos que habían colocado en un lateral de la plaza una placa que decía así: “Dormíamos, despertamos”. Quien no ha tenido la suerte de vivir LA REVOLUCIÓN en directo, en su propia ciudad, en las calles y plazas de su bendita ciudad, jamás podrá entender lo vivido en Madrid durante el 15M. Ahora ya sabemos que LA REVOLUCIÓN no será un momento único e irrepetible en el curso de la Historia, sino que estamos condenados, afortunadamente, a hacer LA REVOLUCIÓN todos los días de nuestra vida, que hacemos LA REVOLUCIÓN a cada instante, escribiendo poemas, amando a nuestros coetáneos, o declarando ZONAS TEMPORALMENTE AUTÓNOMAS. Si exceptuamos la viejas fotografías de la proclamación de la Segunda República, o los días magníficos de las manifestaciones contra la guerra de Irak, jamás he visto la Puerta de Sol tan bella, jamás he llegado a comprender lo hermosa que es mi ciudad, y lo extrañamente bellos, y hermosos, que son sus habitantes y sus ciudadanos. En “Que no se apague la luz. Un diario de campo del 15M”, Carlos Taibo, Profesor de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid, escribe sobre el legado de este imprescindible movimiento cívico y político: “…el mayor legado del 15M consiste en haber provocado cambios alentadores en la cabeza de la gente. Ello ha sido particularmente relevante cuanto que llevábamos muchos años, decenios, de retroceso, de aceptación callada de que no quedaba otra que acatar la miseria imperante”. ¡INDIGNAOS!, nos había propuesto Stéphane Hessel desde su alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica. Y, una vez indignados (porque, realmente, teníamos buenos motivos para estarlo), decidimos salir a la calle y ocupar las plazas. Todos deseamos, en lo más profundo de nuestros corazones, que la luz del 15M no se apague; que no se apague nunca y que siga iluminando nuestras extrañas vidas.

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