miércoles, 22 de marzo de 2017

ÁNGEL DE ORIÓN (2)

El 2 de julio de 1982, sobre las 21:30, en medio de una espectacular tormenta, los Rolling Stones comenzaban, en el estadio Vicente Calderón de Madrid, lo que sería su segundo concierto en España; tan sólo un par de días después yo me incorporaba a la llamada del ejército, que me tenía reservado, en el Aeropuerto de Los Rodeos, en la isla de Tenerife, un terrible exilio del que tardé en recuperarme algún tiempo. No voy a demorarme en esta aventura que entonces teníamos que vivir la mayoría de los jóvenes españoles, cuando aún acudir a las filas del ejército era obligatorio; tardé, nada más y nada menos, que 6 meses en volver a Madrid con mi primer permiso, y, de aquel entonces, guardo un curioso recuerdo. Como, durante mi estancia cuartelaría apenas si nos movíamos demasiado, y comíamos plátanos como locos, como monos locos y desordenados, quizás para espantar la sombra del aburrimiento, yo debí de engordar algo más de lo que hubiera sido aconsejable; cuando me presenté delante de Irene, mi chica, la que luego fue mi compañera durante más de 20 años, y es la madre de mis 2 hijos, ésta abrió la puerta de su vivienda y, para mi sorpresa, no me reconoció: tardó algo más de un minuto en averiguar quién era aquel tipo desgarbado, y algo gordo, que llamaba a su puerta. Aunque yo estaba deseando estar con ella, mi chica no lo tenía tan claro; ella tenía otros planes para su vida y no tenía previsto, en principio, fortalecer nuestra relación de pareja. Eran asuntos de adolescentes, o de postadolescentes, o quiero creer que así eran; de la adolescencia siempre se ha dicho que, si puedes sobrevivir a ella, bienvenida sea. El caso es que yo, desesperado, decidí encerrarme en mi habitación, a beber alcohol como un descosido, para olvidar el desamor, supongo.
Recuerdo que, pegado a una revista musical de entonces, como un regalo maravilloso, mis manos se encontraron con un single de promoción, extrañamente transparente: una hermosa canción de Nacha Pop que me sirvió de antídoto para el veneno del desprecio, y que consiguió ponerme de nuevo en marcha, y cargar las pilas, a pesar de la dura experiencia vivida apenas hacía unas cuantas horas. “Quiero estar mejor” quedó incluida en el álbum “Buena Disposición”, de 1982. Me imagino que la letra de la canción es de Antonio, o estaría escrita a pachas con su primo Nacho; tampoco tiene demasiada importancia ahora, no voy a perder el tiempo desempolvando hemerotecas; para mí esta canción siempre pertenecerá al Universo Antonio Vega. Quiero estar mejor: “No volveré a correr el camino/Que con el tiempo llevé contigo/Y en ese bar en que quede dormido/No quiero recordarte ni encontrarte nunca más, oh no/Ahora quiero estar mejor/Recordarás el tiempo que ha pasado/Y beberás al ver que has ganado/Y en tus novelas y en tus personajes/No quiero que mi nombre aparezca nunca más, oh no,/Ahora quiero estar mejor/Cuando te tengo que mirar/Lo hago con ojos de cristal/Cuando te tengo que tocar/Lo hago con manos de metal/Cuando oscurezca en tu portal/y la mirada vuelva atrás/Algunos ruidos te asustarán/Y no habrá nadie a quien culpar/Por un momento me sentí perdido/Dando vueltas sin sentido/En un reloj sonaron ya las doce/Y temo recordarte, encontrarte una vez más, oh no/Ahora quiero estar mejor”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario